Proceso
Para conseguir los resultados deseados, una vez contando con el modelo apropiado, tenemos que pensar en la base del cuadro. Cuál será el soporte en el que vamos a trabajar?
Existen diferentes tipos de soporte dependiendo de las técnicas que cada artista utiliza. Cada una es más apropiada para una técnica, y en este caso utilizaremos una tabla de madera.
A la tabla en bruto aplicaremos varias capas de Gesso para evitar que se noten las vetas o las imperfecciones, y posteriormente pintaremos el fondo.
Una vez seco el fondo, lo que se debería hacer hacer secciones exactas que sean las mismas tanto en el modelo como en nuestro fondo, para poder así hacer el boceto siendo fieles con las proporciones de, en este caso, de la cara del caballo.
Una vez dibujado el boceto a grandes rasgos con el lápiz o el carboncillo, lo repasaremos con tinta, con una línea casi imperceptible y sin apretar, para posteriormente borrar los restos del primer boceto y quedarnos con la tabla casi limpia.
Lo que sigue es cuestión de paciencia. Es muy importante fijarse mucho en las zonas que tienen luces, pues una vez pintado encima no hay vuelta atrás.
Se trata de entrecruzar líneas rectas para conseguir el efecto de la textura y el volumen hasta dar vida al motivo que hayamos elegido.
Una vez terminado este paso, tenemos la opción de hacer algunos retoques con pintura acrílica u óleo, o dejar el dibujo limpio y barnizar la tabla para conservarlo en óptimas condiciones.
Motivo
Se trata de un caballo con cabezada vaquera, que por el movimiento del mosquero se deduce que va al paso, con la cara dentro y con la expresión de tranquilidad en los ojos, que junto con el movimiento del mosquero y la posición de las orejas es indicador de que el caballo va cómodo.
En este cuadro he hecho hincapié de alguna manera en destacar las luces y las sombras para conseguir el volumen.
Al tratarse de una obra en blanco y negro es de las pocas herramientas que tenemos para conseguir una textura y un diseño realista.